La ermita del Calvario guarda relación con prácticas que impulsó la religiosidad de signo barroco durante el siglo XVII, ya que sus orígenes se remontan al calvario o recinto almenado con tres cruces que los miembros de la Orden Tercera erigieron en las afueras del pueblo antes de 1639. Esa fábrica tuvo una ermita décadas después, la misma que sería reedificada durante la década de 1810 y derribada en 1914. La actual es una construcción debida al arquitecto Mariano Estanga, quien la proyectó con lenguaje historicista y a pocos metros de su emplazamiento originario.
Bendecida en 1917, en su interior acoge obras de interés como el cuadro de la Piedad que presidió la construcción primitiva, atribuido al pintor Gaspar de Quevedo (c. 1670). Su retablo neoclásico exhibe las imágenes de los santos patronos del pueblo y el notable grupo de la Piedad o Cristo del Calvario, todas ellas debidas al escultor local Fernando Estévez (1814).