El concejal de ordenación del territorio y patrimonio histórico, Narciso Pérez, clausura el curso de tapadores de pajares organizado por la Asociación Cultural Pinolere

29/04/2009

El pasado sábado, 25 de abril, tuvo lugar la clausura del primer curso de formación en el oficio de tapador de pajares, una iniciativa pionera organizada por la Asociación Cultural Pinolere en la que participó una decena de alumnos comprometidos y concienciados con el valor cultural y etnográfico que alcanza esta actividad tradicional. El acto fue presidido por el concejal delegado de Ordenación del Territorio y Patrimonio Histórico, Narciso Pérez Hernández, quien puso el 'punto final' a este curso que se desarrolla en los altos de la Villa desde agosto de 2008.

Foto con los alumnos participantes del curso, el gerente de la Asociación Cultural Pinolere, Jesús García, y el concejal delegado de Ordenación del Territorio y Patrimonio Histórico, Narciso Pérez.

Pérez, durante su intervención, felicitó, en nombre del Ayuntamiento, a la Asociación Pinolere por esta iniciativa, así como por su propuesta de sustituir las actuales construcciones de cuartos de aperos por pajares. "Creemos que de esta forma no sólo estamos potenciando y rescatando una de la mejores señas de identidad en cuanto a la construcción tradicional se refiere, sino que estamos contribuyendo a la mejora de nuestro entorno natural, ya que los pajares nos suponen un impacto a la visión del territorio", subrayó. Además, destacó el respaldo que dará a esta iniciativa la nueva Ley de Medidas Urgentes de Ordenación del Territorio, "desde el ayuntamiento vamos a trabajar conjuntamente con la Asociación Pinolere para que esta propuesta tenga cobertura en la normativa municipal y se pueda aplicar en el menor tiempo posible". "No sólo estamos contribuyendo con nuestro entorno natural, sino que a la vez estamos creando una nueva demanda de empleo como es el de los tapadores de tajares, que de un oficio casi en extinción puede pasar a ser una nueva oportunidad para personas en situación de desempleo o que quieran aprender este oficio como una segunda actividad", recalcó.

PAJARES
Los pajares del Valle de la Orotava, emblema en las zonas rurales, constituyen un ejemplo de arquitectura popular única. Construcciones introducidas tras la Conquista, toman en el Valle una tipología peculiar, construida con los materiales propios del medio circundante, que ha perdurado hasta nuestros días.

En las últimas décadas, y a pesar de las masivas tendencias constructivas basadas en una arquitectura alejada de lo tradicional, los pajares o "pajales" han coexistido entre casas de azotea, en los márgenes de las carreteras o bajo la maleza en los terrenos abandonados. El creciente interés por restaurar y conservar este legado histórico, auspiciado por la Asociación Cultural Pinolere desde sus orígenes, ha propiciado la continuidad de uno de los oficios más ancestrales, íntimamente vinculado a éste hábitat propio de las zonas altas del Valle. El oficio de tapador de pajares es, sin duda, una artesanía de obra mayor, dotada de unas técnicas específicas heredadas del pasado, basadas en la adecuada colocación de la paja de cereal en las techumbres de los pajares.

En los últimos años, el número de pajares restaurados se ha incrementado notablemente gracias a la iniciativa privada en muchos casos y al proyecto de desarrollo rural que ejecuta la Asociación Cultural Pinolere, consistente en la dinamización de los agricultores de centeno y los propietarios de pajares, con el fin de rehabilitar este inmueble muy útil en el medio agrícola.

Con el fin de garantizar en el futuro la continuidad de este proyecto de desarrollo en las zonas altas del Valle, desde Pinolere surge la idea de poner en marcha este primer curso de formación en el Oficio de Tapador de Pajares, probablemente una iniciativa única en el ámbito nacional e internacional. El curso, subvencionado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, se ha desarrollado durante nueve meses en el recinto etnográfico de Pinolere. A lo largo de este periodo, además de las clases teóricas, se han materializado numerosas horas prácticas en las que los alumnos han adquirido los conocimientos necesarios para restaurar esta arquitectura tradicional. Por tanto, este curso, impulsado y llevado a cabo por la Asociación Cultural Pinolere, va a garantizar la permanencia de un oficio singular y la conservación de un singular patrimonio arquitectónico.