El edificio fue construido en el siglo XVII por Fernando del Castillo y Cabeza de Vaca, habiendo sido el lugar donde falleció el Obispo de Canarias Bernardo de Vicuña y Zuazo (1705). En fechas posteriores pasó a la familia Machado, convirtiéndose en la casa natal de Felipe Machado y Benítez de Lugo (1836-1930), destacado alfombrista y pintor. El edificio destaca por la ordenada simetría de su fachada, siendo destacables los elementos de carpintería y las rejerías de los balcones descubiertos. En el zaguán destaca la galería que comunica las estancias del entresuelo, solucionada por medio de repertorios de tradición mudéjar. Aunque si existe un rasgo que hace destacable a este inmueble son sus jardines, citados en las obras escritas por los científicos y naturalistas Philip Barker Webb, Jules Leclercq y Sabino Berthelot en el siglo XIX.