Eduvigis Martín Escobar, a sus 73 años, cumple un sueño: Ascender a pie hasta la cima del Teide

3/06/2008

Dentro de las actividades desarrolladas por el Centro de Educación Ambiental Municipal en el presente año y, en el último itinerario guiado del programa "CONOCIENDO NUESTRO ENTRONO", desarrollado en la presente edición en el Parque Nacional del Teide, en la madrugada del pasado día 10 de mayo Eduvigis Martín cumplió uno de sus más entrañables sueños: ascender a pie la montaña más alta del territorio español, el Padre Teide. Para los que compartimos la experiencia de subir montañas, es un honor y un orgullo haber coronado la cumbre con una excepcional mujer y extraordinaria compañera de ascensión, donde su fortaleza tanto física como mental nos invita y enseña a pensar que cualquier sueño a cualquier edad, puede ser posible... incluso el de subir grandes montañas. Queremos desde aquí rendir un pequeño, pero merecido homenaje a una asombrosa mujer. Nuestra más sincera enhorabuena y muchas felicidades Eduvigis.

Inicio de ascenso

BIOGRAFÍA DE EDUVIGIS MARTÍN
Eduvigis Martín Escobar nace el 16 de octubre de 1935 en La Orotava en los antiguos terrenos del Colegio de Los Salesianos, donde sus abuelos vivían como medianeros de la institución eclesiástica. De este entorno familiar humilde pasa a vivir a una casita que su padre, Manuel "El Caboso", levanta al pie del Barranco del Quiquirá, donde pasará toda su infancia y parte de su adolescencia, contribuyendo con la economía familiar desde que era sólo una niña. Desde los 10 años ya se levantaba de madrugada para subir al monte a ajuntar cisco y leña por unas cuentas monedas que servían para paliar la situación paupérrima que padecían. Su padre, ante la coyuntura de pobreza que vivían y las expectativas que se abrían con la nueva emigración a América, consigue, tras varios intentos clandestinos, embarcar para Venezuela en El Begoña, ahora sí con la autorización necesaria. Durante siete años trabajará para sostener a su familia en Canarias y para ahorrar algún dinero con la intención de comprar algunas tierras a su retorno y mejorar así sus condiciones de vida y la de los suyos. Mientras, Eduvigis, sus seis hermanos y su madre, recuerdo de aquellas heroicas mujeres que levantaron tantas familias en la oscuridad del General, luchaban por sobrevivir en unas islas castigadas por el hambre, la represión política y la desigualdad social. Como a casi todos los hijos de las clases populares, aquellos tiempos le cambiaron, antes incluso de poder despegar dos palmos del suelo, su infancia por unas manos llenas de yagas.

Cumbre

Ya en plena adolescencia entra a trabajar en el empaquetado de plátanos del Sindicato Agrícola de Canarias, para, unos más tarde, ya con 19 años, "colocarse" como servicio doméstico en la casa de don Isaac Cabrera en la Villa Arriba.

El 12 de diciembre de 1958 contrae matrimonio en la Iglesia Matriz de La Orotava con don Felipe López, natural del Puerto de La Cruz, con el que tendrá ocho hijos, de los cuales le sobrevivirán seis. Con el retorno de su padre pasarán a vivir a una pequeña casita en la Cruz de la Cebolla, en donde había comprado unos terrenos con el dinero que había ahorrado en los años de duro trabajo en la Octava Isla. En ese pequeño cuartito criará a todos sus hijos hasta que años más tarde levante su actual residencia en el mismo barrio. Su actividad laboral estos años se desarrolla en multitud de ocupaciones, entre las que destacan la agricultura, el tabaco, el servicio doméstico, algunas labores de costura e incluso en repostería, para el popularmente conocido Carmelo El Pachanguero.

En la actualidad, combina su afición por la alfarería tanto artística como tradicional con una de sus aficiones más grandes: la de caminar. En los últimos tres años ha visitado a pie desde La Orotava la Basílica de Candelaria y nos cuenta que pretende seguir haciéndolo mientras pueda. Pero a sus 73 años ha cumplido un nuevo sueño, digno de ser considerado proeza, al subir a pie a 3.715 metros de altitud y copar nuestro pico por excelencia, El Teide, nada fácil incluso para una persona de menor edad. Con ello se supera de nuevo y demuestra sus ganas de seguir luchando en la vida.

Su espíritu tenaz, de superación, de vitalidad, nos ha enseñado cuál debe ser nuestra actitud ante la vida. Esa sonrisa perpetua y esa energía sobrenatural es fruto de una vida llena de sacrificios, entregada a sacar adelante a los suyos en la expresión más grande de la bondad.

Estamos seguros que seguirá por muchos años, no sólo haciendo lo que le gusta con ese ánimo, sino trasmitiéndonos a los demás esas ganas de vivir cada momento; enseñándonos a mirar la vida con los ojos de quién la ama con todas sus fuerzas. ¡Felicidades Eduvigis! "Desgraciado del que no siente el honor de sus mayores, porque no cuidará de dejarlo como herencia a sus hijos.". Juan Bethencourt Alfonso.

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