La plaza de Barroso recibe el nombre de Evelia Dorta Hernández

27/02/2024

La plaza del barrio orotavense de Barroso se ha rotulado este pasado fin de semana con el nombre de la vecina Evelia Dorta Hernández (1941-2023) por su dedicación altruista a favor de los vecinos de la zona a lo largo de toda su vida. El acto contó con miembros de la corporación municipal, familiares, amigos y vecinos. En el pleno ordinario celebrado en el pasado mes de diciembre se aprobó, por unanimidad, la propuesta presentada por la Asociación don Víctor.

El alcalde Francisco Linares subrayó que es un día importante e histórico para el municipio y, en especial, para este núcleo urbano de La Orotava, al llevarse a cabo este merecido reconocimiento. En esta línea destacó que “Evelia fue una activista social, que ayudaba todo el mundo; hizo un trabajo extraordinario y siempre llamaba para pedir para los demás”. Así fue también “una mujer rompedora y una política pionera”. Esta rotulación permitirá que “su nombre quede marcado para la historia, ya que servirá para que futuras generaciones sepan quién fue y lo que significó para el barrio”. “El nombre de Evelia estará toda la vida y en el corazón de todos”, apostilló.

Su hijo habló en nombre de la familia y expresó el agradecimiento a la corporación municipal y a la asociación d. Víctor por rendir este homenaje que significa mucho por todo lo que ella hizo para el barrio. Y por su parte, Javier Pacheco, en nombre de la asociación don Víctor, desgranó unas palabras sobre la vida y trayectoria de Evelia Dorta.

Evelia, hija de Fernando Dorta y Eustaquia Hernández, aprendió a leer escribir y dominar las cuatro reglas de las matemáticas en la academia de José Dorta Hernández y Lorenzo García, en el mismo barrio de Barroso. En 1966, con 25 años, se casó con Miguel Rodríguez Pérez, de cuyo matrimonio tuvo dos hijos: Miguel Femando y Juan Carlos, y cinco nietas: Melania, Alba, Carlota, Sara y Laya. Siempre vivió en Barroso, excepto una pequeña temporada en el barrio de su esposo, en La Perdoma. Desde muy joven se dedicó a la labor educativa y social en pro de sus vecinos, y en un local familiar, en horas nocturnas, enseñaba a jóvenes y mayores a leer, escribir y hacer cuentas. 

A lo largo de su vida se vinculó a varios colectivos para ayudar como a la Asociación de Vecinos de su barrio “Vecindad 77”, Cáritas Parroquial, Ampa del Colegio Manuel de Falla, logrando beneficios para las familias de la zona.

También trabajó mucho tiempo con la Comisión proconstrucción del templo parroquial, llevando a cabo infinidad de actividades para conseguir dinero y materiales para la misma y fue tesorera y miembro activo de la Asociación “Don Víctor. Asimismo, fue candidata a las elecciones municipales en las listas de la Agrupación Independiente Orotava (AIO) y participó, junto con un gran número de vecinos de su barrio, en la “Manifestación de las velas”, que tuvo lugar el 21 de noviembre de 1978, cuya solicitud al Gobierno Civil la firmó su esposo, Miguel Rodríguez Pérez.

La puerta de su casa siempre estuvo abierta para ayudar a sus vecinos, ya que a ella venían no sólo los del lugar, sino también de otros pagos y barrios, para que les echase una mano en la resolución de toda clase de problemas y ella, muchas de las veces, los montaba en su coche, un peugeot de siete plazas, y les acompañaba, bien al ayuntamiento o a otra administración a fin de dar solución lo más pronto posible al problema que planteaban. Toda su labor social la compaginó con su actividad laboral, abriendo un supermercado y bazar en el centro del barrio a fin de facilitar a los vecinos los medios necesarios para el alimento diario y los utensilios necesarios de las viviendas.