LAS JORNADAS CERVANTINAS CONCLUYEN CON UN CONCIERTO Y RECITAL LIRICO EN LA IGLESIA SAN AGUSTÍN DE LA OROTAVA

26/04/2019

Las IV Jornadas Cervantinas ponen su punto final mañana sábado 27 de abril, a las 20:30h con un concierto en el que se homenajea el V Centenario de la Fundación del Convento de San Lorenzo y la llegada de los Franciscanos a La Orotava.

La Iglesia de San Agustín acogerá este evento gratuito en el que actuarán en la primera parte del acto las corales Adultas y juvenil del Liceo Taoro. La Asociación Cultural Alisios en su línea de difusión y acercamiento de la literatura, lo conjuga una vez más con la música. En la segunda parte de este evento, la figura de Fray Andrés de Abreu, destacado autor del barroco canario, cobra protagonismo.

Adelina Carrillo y Fran Baute serán los encargados de recitar el poemario “Vida de San Francisco” del citado fraile, acompañado por Juan Luis Bardón, quien tocará el órgano de finales del Siglo XVIII procedente de Hamburgo de la Iglesia de San Agustín.

Una hora de concierto y recital que cierra la cuarta edición de estas Jornadas Cervantinas organizada por la Asociación Cultural Alisios en colaboración con el ayuntamiento de La Orotava y el programa Tenerife2030 del Cabildo insular.

CONVENTO DE SAN LORENZO El Convento de San Lorenzo de La Orotava fue fundado en 1519 por el conquistador Bartolomé Benítez de Lugo, sobrino del Adelantado Mayor de Canarias, Alonso Fernández de Lugo. El convento se ubicó en el lugar de la antigua ermita de San Lorenzo. Benítez de Lugo fue sepultado dentro del convento en 1526. Su hijo, Francisco Benítez de Lugo, levantó la capilla mayor en 1548. Gracias al patronazgo de los Benítez de Lugo, el convento se convirtió en el más grande de la provincia franciscana de San Diego de las Canarias. Llegó a contar con 60 frailes y sirvió de sede de todos los capítulos provinciales.

Debido a su amplitud y suntuosidad, fue conocido como el "Escorial de Canarias". Sin embargo, durante la noche del 19 al 20 de abril de 1801 un gran incendio acabó con la mayor parte de las edificaciones, incluyendo gran parte de las imágenes, las alhajas, el mobiliario y el archivo del convento.

Los frailes tuvieron que trasladarse temporalmente a casas particulares hasta que gracias a la ayuda de la Tercera Orden Regular franciscana y de la Hermandad de la Virgen del Carmen se reconstruyeron las edificaciones. Sin embargo, el número de frailes fue reduciéndose progresivamente hasta que el convento fue suprimido por los decretos de exclaustración de 1835.