El cincelado y repujado de metales añade brillo cada sábado al Mercadillo Valle de La Orotava

16/05/2018

El artesano Antonio Mojica, que trabaja el latón, el cobre y la alpaca desde hace casi 40 años, monta el taller en sus instalaciones de La Torrita

El artesano Antonio Mojica Herrera trabaja los metales desde hace casi 40 años y monta su taller cada sábado en el Mercadillo Valle de La Orotava, cuyas instalaciones están ubicadas en el edificio de usos múltiples de La Torrita. Sus zarcillos, pulseras, colgantes, espejos, coleteros, llaveros, cuencos, platos y bandejas de cobre, latón y alpaca, decorados mediante técnicas de repujado o cincelado y grabado, compiten en brillo con pimientos, tomates, berenjenas y naranjas.

Motivos vegetales, astronómicos, paisajísticos en los que no faltan playas, dragos y teides, y reproducciones de símbolos aborígenes de los primeros habitantes de las islas (pintaderas, podomorfos, espirales) decoran sus creaciones, unas confeccionados a golpe de martillo sobre buriles y cinceles de distinto filo, forma y calibre, y otras grabadas mediante la aplicación de ácido nítrico al metal.

Antonio Mojica nace en Boñar, León, se cría en Zaragoza, trabaja en el sector farmacéutico por más de una década y, como se le da bien el dibujo, estudia el grabado artístico en una escuela de Bellas Artes de Barcelona. Radicado en Canarias desde hace cuatro décadas, reside en La Gomera, El Hierro, La Laguna y finalmente se asienta en La Orotava, donde aborda, como autodidacta, el repujado, cincelado y grabado del cobre, el latón y la alpaca con vocación profesional. Su carné de artesano fue expedido por el Cabildo Insular de Tenerife en 1987; desde entonces, expone su obra en municipios y ferias de todo el Archipiélago. Antes, cuando reside en Cataluña, la ofrece en Las Ramblas de Barcelona, Cadaqués y hasta en Perpiñán, Francia.

En este punto, Mojica revive uno de esos encuentros que sólo se dan una vez en la vida. Un día instala su puesto callejero de venta en la zona costera de Cadaqués, en Girona. Casualmente, el pintor Salvador Dalí camina por allí, seguido de un séquito variopinto de gente, se para ante la mesa en que nuestro personaje expone su trabajo, mira detenidamente todas las piezas de metal y le dice: “Tú deberías hacer cosas más grandes”.

Reparar y reutilizar

El artesano comenta que también realiza algunas de las labores de los clásicos latoneros, como crear platillos para balanzas, y reparar piezas antiguas, como platos, ensaladeras o esas máquinas conocidas como sulfatadoras. En este sentido, explica que en ocasiones las suelda y otras veces, cuando no tienen remedio, las desarma y corta para obtener materia prima (cobre o latón), con que confeccionar objetos de bisutería, platillos de balanzas, cuencos o llaveros. Una vez, comenta, el pago al arreglo de una pulverizadora fue una canasta de papas. En su larga trayectoria artesanal, también efectúa restauraciones de piezas sacras, como candelabros, lámparas y palmatorias, para distintas iglesias y capillas de las islas.

En confianza, nos cuenta que hace años, después del cepillar el escudo de España y la cara de Franco de las monedas de una peseta, elaboraba unos zarcillos que luego vendía por doscientas.

Antonio Mojica no sólo utiliza herramientas antiguas, como el taladro de joyería conocido como la bailarina -que le regaló un viejo platero de Icod de los Vinos, de 90 años de edad, y que guarda como oro en paño-, sino que confecciona sus propios cinceles con válvulas de motores de vehículos, dada la dureza de estas piezas de la industria del automóvil.

El artesano del repujado, cincelado y grabado de metales destaca que reutiliza el cobre de las bobinas de arranque de los motores de vehículos para elaborar pulseras, pendientes y otras alhajas, al igual que hace con el cableado eléctrico y otros desechos, “lo que algunos consideran chatarra”, apunta.

El presidente de la Asociación de Agricultores, Ganadero y Artesanos del Mercadillo Valle de La Orotava, Reinaldo González Ramos, por su parte, comenta que “Antonio Mojica es uno de los artesanos más conocidos de La Orotava, dada su larga trayectoria profesional”, y destaca su quehacer, que estima de “estilo único e inconfundible”.