Este inmueble fue construido en el siglo XVIII por iniciativa de Diego José Tolosa Benítez y Lucianos (1670-1722), decano de la Real Audiencia. Sin embargo, en 1923 Josefa Llarena Cúllen promovió su reconstrucción según planos desarrollados por Mariano Estanga, de ahí que presente el acabado actual. Se trata de una reforma que pone en valor sus elementos vernáculos, siendo un ejemplo singular del regionalismo arquitectónico. Su característica ventana de antepecho o la utilización de pilares abalaustrados con pies derechos en otra de las ventanas evidencian una nueva forma de reinterpretar la arquitectura canaria, ahora bajo un nuevo enfoque. Sobresalen igualmente las labores de carpintería aplicadas a cubiertas y balcones, la utilización de la heráldica, y su chaflán.