Este inmueble fue mandado a construir en el último cuarto del siglo XVIII por Alonso de Llarena Carrasco Bazán y supuso uno de los mejores ejemplos de la arquitectura tradicional canaria de la Época Moderna en La Orotava. Sin embargo, en 1914 sus herederos decidieron transformar por completo la fachada con una propuesta acorde a los postulados modernistas tan de moda en el momento. La reforma la llevó a cabo el maestro de obras local Nicolás Álvarez Casanova, y en ella recurrió a un complejo programa conformado por molduras de tipo vegetal y elementos antropomorfos, que debido a su amplitud dio como resultado una de las mejores soluciones de esta tipología llevadas a cabo durante la centuria. De la antigua portada de cantería -además de los testimonios fotográficos- se conserva la crujía norte hacia la calle Ascanio, que evidencia la magnitud del trabajo en piedra labrada con que fue solucionada originalmente.