Este edificio fue residencia durante el siglo XVIII de Martín Bucaille, beneficiado de la cercana parroquia de La Concepción, y de su hermano Antonio Bucaille, abogado de los Reales Consejos. Posteriormente pasó a manos del Conde del Valle de Salazar, y durante el siglo XX fue la sede del Casino y Biblioteca Municipal, uso que mantiene en la actualidad, custodiando uno de los mejores fondos bibliográficos y hemerográficos de Canarias. A pesar de las diferentes actividades el inmueble conserva el solado de madera, la escalera y la disposición en torno a un patio central. Igual interés despierta su fachada, marcada por el acusado desnivel de la vía que permite la apertura de una puerta en su crujía norte, destinada al servicio. En el segundo cuerpo conserva un interesante balcón cubierto con profusas labores de carpintería que evidencia el estereotipo arquitectónico imperante en La Orotava durante el siglo XVIII.