Guachinches: una cuestión de límites

14/10/2012
El fenómeno guachinche se vive de forma distinta en cada municipio de las dos comarcas donde se concentra la mayoría de estos negocios de venta de vino y comida: Acentejo y el Valle de La Orotava.

Los guachinches de antaño se regulaban solos. El viticultor abría un cuarto, salón o patio para vender el vino del año, acompañado por unos pocos platos de comida casera elaborada por su familia. El vino era la razón de ser de estos tenderetes temporales que, ni por asomo, podían ni pretendían hacer la competencia a bares, restaurantes o casas de comida. Hace unos años, los guachinches comenzaron a desnaturalizarse al calor de la permisividad de algunos ayuntamientos, la aceptación popular y el dinero fácil y negro que generaban unos negocios sin control ni obligaciones de ningún tipo. Este fenómeno se vive ahora de forma muy diferente en los municipios de las dos comarcas tinerfeñas, Acentejo y Valle de La Orotava, donde se concentra la mayoría de los verdaderos y falsos guachinches.

El Cabildo insular, el colectivo de viticultores de Tenerife Asviten y la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa del Valle de La Orotava (Apymevo) entendieron hace ya más de tres años que el guachinche tradicional no podía ser la tapadera perfecta para crear restaurantes ilegales. Entonces apostaron por una regulación legal que, según las últimas previsiones del Gobierno de Canarias, podría estar en vigor como muy pronto en marzo de 2013.

En octubre de 2009, las tres entidades citadas acordaron que los guachinches debían cumplir varios requisitos: vender solo vino de cosecha propia; respetar unos periodos de apertura limitados a la duración de la cosecha y a no más de cuatro meses al año; contar con una oferta de comida limitada a menos de cuatro platos; no vender postres o refrescos, y contar con permisos y seguros en regla.

El borrador legal .- El pasado día 11, el Gobierno de Canarias concluyó el primer borrador del decreto que aspira a convertirse en la primera norma reguladora de los guachinches. El contenido de este borrador, adelantado por EL DÍA en su edición del día 12, incluye las recomendaciones pactadas por el Cabildo, Apymevo y Asviten, y añade novedades como la colocación de un distintivo oficial que identifique a los guachinches auténticos y legales o su inclusión en la Ley de Actividades Clasificadas.

Tres años después de la aprobación de la lista de recomendaciones del Cabildo, la mayoría de los guachinches abiertos en la actualidad no ha respetado esta autorregulación consensuada. Es muy difícil encontrar un establecimiento donde solo se oferte agua y vino, o solamente tres platos de comida. La crisis económica ha empeorado la situación y, prácticamente a diario, surgen nuevos y falsos guachinches en muchos rincones del Norte de la Isla. También es cierto que muchos guachinches se han transformado ya en tascas y bodegones con todos los papeles en regla, aunque siguen conservando el nombre y el aspecto de lo que fueron.

El fenómeno guachinche también ha llegado al área metropolitana, al Sur y a otras localidades del Norte, como Icod de los Vinos, pero aún se trata de casos aislados que no inquietan demasiado ni a las administraciones ni al sector de la restauración.

En internet pueden encontrarse páginas dedicadas a localizar guachinches, como www.guachinches.net, o páginas en redes sociales como Facebook en las que más de 10.000 personas dicen que les gustan los guachinches.

Entre 500 y 1.000 .- La cifra real del número de guachinches que existen en Tenerife es una incógnita. El Cabildo insular y Apymevo calculan que en la Isla existen entre 500 y 1.000, aunque nunca coinciden todos abiertos a la vez. Esa continua rotación de establecimientos hace también que sea muy difícil precisar cuántos están en funcionamiento en cada momento y lugar.

Los ayuntamientos con más guachinches abiertos no esconden que cerrarlos todos causaría graves problemas sociales, ya que hay familias que logran su único sustento gracias a esta actividad irregular. Sin embargo, al calor de la moda de los guachinches, no son pocos los empresarios, muchos de ellos del sector de la construcción, que han abierto negocios de este tipo en sus terrenos y fincas. Existe la necesidad, pero también el lucro.

La realidad de los guachinches va por pueblos y comarcas. Y cambia notablemente en cuestión de unos pocos metros. A continuación se resume la realidad de estos establecimientos en los municipios de Acentejo y el Valle de La Orotava, a excepción del Puerto de la Cruz, donde no existen. Otras localidades norteñas, como San Juan de la Rambla, La Guancha o Icod, apenas cuentan con guachinches en su territorio y no lo consideran un motivo de preocupación. El fenómeno tampoco se produce, de momento, en la Isla Baja.

Tacoronte .- El alcalde tacorontero, Álvaro Dávila (CC), subraya que en su municipio "prácticamente no han existido guachinches, debido a que en el pasado el ayuntamiento no permitió su apertura". El mandatario reconoce que en la actualidad "puede haber surgido alguno que aún no esté controlado, pero nuestra intención es evitar que proliferen". A su juicio, "el momento de abrir un guachinche en Tacoronte será cuando el Gobierno de Canarias apruebe su regulación. Por ahora, consideramos muy injusto que exista un guachinche que no paga ningún impuesto ni cumple ningún requisito pueda estar haciendo la competencia a un restaurante con todo en regla. Y que al final tenga que cerrar el que cumple la ley".

El Sauzal .- El mandatario de El Sauzal, Mariano Pérez (CC), presume de que en su municipio no existen los guachinches ilegales. ¿La razón? El ayuntamiento nunca ha permitido que se abra ninguno sin cumplir los mismos requisitos que se piden a bares o restaurantes. "Los que existen cumplen la ley, aunque solo sea para abrir dos meses. A todo el mundo le hemos exigido siempre un proyecto y el trámite de la licencia. No hemos hecho excepciones y así nos va mejor".

La Matanza .- El edil de Urbanismo y Agricultura de La Matanza de Acentejo, Miguel Ángel Pérez (PSC), señala que en su pueblo hay numerosos guachinches "porque se trata de una zona con mucha producción de vino a pequeña escala". Su gobierno respalda la aprobación urgente de la regulación de estos establecimientos, puesto que la picaresca de algunos, que abren restaurantes ilegales bajo el paraguas del guachinche, "perjudica y mucho a los viticultores que, de verdad, quieren abrir un guachinche para vender su vino". En su opinión, las reglas del juego deben ser igual en todos los municipios: "No podemos ser duros en un pueblo y blandos en el pueblo de al lado". Pérez matiza que "los guachinches no se pueden eliminar" y subraya que "a los matanceros nos gustan, pero la falta de regulación es lo perjudicial". A pesar de la abundancia de estos establecimientos en La Matanza, de momento no hay denuncias.

La Victoria .- El alcalde victoriero, Haroldo Martín (CC), indica que en su pueblo, a lo largo de todo el año, pueden abrirse unos 60 guachinches. De momento, la convivencia con vecinos y restaurantes es "relativamente buena y no se han producido denuncias". Martín achaca la escasa conflictividad a "la paciencia de los restaurantes, que sufren esta competencia desleal, y a la autorregulación de las personas que abren guachinches en esta localidad". Sin embargo, el mandatario de La Victoria sí considera "urgente" que se apruebe la nueva legislación, "ya que la nueva cosecha ha sido muy buena y el fenómeno podría degenerar. Eso nos preocupa muchísimo". Martín espera que "el Gobierno canario esté a la altura de las circunstancias y regule esta actividad con la mayor urgencia. Tenemos que terminar con la competencia desleal, pero también hay que dar oportunidad a los viticultores para que vendan su vino".

Santa Úrsula .- La alcaldesa, Milagros Pérez (PP), asegura que en su pueblo solo permiten la apertura de guachinches que cumplan los requisitos planteados por el Cabildo, Apymevo y Asviten: "Que ofrezcan vino de cosecha propia y agua, solo tres platos, y que estén dados de alta". En la actualidad, en el municipio hay pocos abiertos, pero León reconoce que en noviembre "pueden coincidir hasta 80 en servicio a la vez". En esos momentos es cuando la regulación deja de respetarse en muchos de estos establecimientos. A pesar de que los incumplimientos son muy difíciles de controlar, el consistorio exige que se presenten documentos que avalen que se trata de negocios de viticultores. El objetivo es, según la alcaldesa, "que se cumplan unos requisitos mínimos".

La Orotava .- El Ayuntamiento villero vive con mucha preocupación la proliferación de guachinches en su territorio. Según los cálculos del edil de Desarrollo Económico y Agricultura, Felipe David Benítez (CC), "en el municipio pueden existir cerca de 200 guachinches". La cifra más alta de la Isla. El concejal reconoce el descontrol actual y lamenta el retraso de una regulación que "permitiría a los viticultores honestos abrir su guachinche legalmente". En La Orotava, donde solo se han producido denuncias contra cinco guachinches, preocupa una proliferación que, en palabras de Benítez, "está llegando al borde del caos". Este edil se pregunta qué podría pasar si se produce una intoxicación alimentaria en un guachinche y advierte de que su gobierno "no descarta actuar a corto plazo y ordenar el cierre de los guachinches ilegales".

Los Realejos .- Una treintena de restaurantes de Los Realejos ha denunciado a una docena de guachinches del municipio. El Ayuntamiento realejero ya tramita los expedientes por esta denuncia colectiva y el gobierno local (PP) espera que la nueva regulación se apruebe pronto para terminar con la incertidumbre actual. El portavoz municipal, Adolfo González, afirma que en el municipio "no hay muchos guachinches más que los doce denunciados".

 

Fuente: El Día (Raúl Sánchez)

Foto: minube